El Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y “Manzanilla Sanlúcar de Barrameda”, será uno de los patrocinadores del I Encuentro Cultural Apoloybaco, que se celebrará en Sevilla el próximo 23 de octubre de 2009.
El Marco de Jerez, su adjetivo lo dice casi todo. Un marco, nos evoca algo que encierra una obra de arte y así es. La zona que compone la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, es una auténtica obra de arte, una simbiosis entre la naturaleza y el hombre. Sus 10.750 hectáreas de viñedo se asientan en tres tipos de suelos privilegiados para el cultivo de las viníferas de calidad; la tierra "albariza"- del latín Alba, blanca - es una roca marga, muy rica en carbonato cálcico, arcilla y sílice. Las tierras llamadas "barros" de color pardo y las "arenas". La morfología de esta zona, nos ofrece pequeñas lomas en espacios abiertos, orilladas por el Océano Atlántico y los ríos Guadalquivir y Guadalete, que influyen decisivamente en su clima meridional cálido.
Nueve son los municipios que ceden tierras a esta Denominación de origen: Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Sanlúcar de Barrameda, Chipiona, Trebujena, Rota, Puerto Real, Chiclana de la Frontera, todos ellos en la provincia de Cádiz y determinados pagos de la localidad sevillana de Lebrija. Los pagos de tierras albarizas de Jerez, El Puerto, Sanlúcar y algunos de Trebujena se denominan "Jerez Superior", y los pagos de tierras de barros y arenas situadas en Chipiona, Rota, Puerto Real, Chiclana, Trebujena y Lebrija, se denominan "Zona". Las vides consideradas aptas por el Consejo Regulador son: La Palomino Fino, La Pedro Ximénez y La Moscatel.
En estas condiciones ecológicas, el hombre, con su sabiduría, su constancia y su primorosidad, una vez más, ha sabido adaptarse, para extraer de ellas lo mejor que podían ofrecer, ese bendito caldo, placer de dioses y humanos: los Vinos de Jerez, los más internacionales de nuestra geografía. William Shakespeare los halagó, otros paisanos suyos, Martín Frobisher y Lord Wimblendon intentaron adueñarse de ellos, el primero en el siglo XVI atacó Cádiz y saqueó más de 3.000 botas jerezanas, el segundo lo volvió a intentar el siglo XVII, aunque no consiguió su objetivo.
Estos vinos, únicos en el mundo, tienen una elaboración y crianza muy singular (el sistema de soleras y criaderas), en vasijas de roble, además todos los vinos protegidos por la Denominación de Origen deberán tener una edad mínima de tres años para estar destinados al consumo. A groso modo se pueden dividir en: los Finos y Manzanillas criados bajo velo de flor (crianza biológica) y los Olorosos y vinos dulces (Pedro Ximénez y Moscatel), criados en contacto con el aire (crianza oxidativa). Y los Amontillados que tienen una parte de crianza biológica y otra parte de crianza oxidativa.
Asimismo la varietal Palomino es la utilizada para finos, manzanillas, amontillados y olorosos y con las variedades de Moscatel y Pedro Ximénez se obtienen los mágicos vinos dulces.
Sin duda alguna una auténtica paleta de sabores y aromas que estarán presentes en el I Encuentro Cultural Apoloybaco
